Uno de los jugadores más queridos del mundo del póker es Daniel Negreanu. Este jugador rumano-canadiense se ha ganado a cientos de fans no solo por su exquisito juego, 2 WPT y 4 brazaletes del WSOP definen su calidad, ni por su humildad sino por su sentido del humor, es un verdadero show jugar con “KidPoker”, y su sinceridad.
Ya demostró su forma de ser al asegurar sin ninguna vergüenza que Isildur1 era simplemente mejor jugador que él cuando perdió contra el jugador sueco el primer Superstars Showdown, aunque luego remontara en el segundo duelo con Isildur1. Sus últimas declaraciones han sido duras, muy duras, pero no por ello menos sinceras y reales.
Hace no mucho, Isaac Haxton anunció que tenía 300.000$ “congelados” en Ultimate Bet, los vendía por 20 céntimos cada dólar a quien los quisiera. Lo más triste es que a nadie se le ocurrió morder el anzuelo. Nadie se atreve a arriesgar 60.000$ para ganar 240.000$ que UB nunca pagará. Personalmente, no le daría ni 10.000$ por ellos. Siento pena por todo el que tuviera dinero en esas salas, porque las probabilidades de volver a ver un duro alguna vez son realmente escasas.
Podemos culpar a mucha gente, pero gran parte de la culpa debería recaer sobre nosotros, la comunidad. Muchos medios aceptaron el dinero de UB y dulcificaron el escándalo. Personalmente, siento una parte de culpabilidad por no haber hecho más al respecto como personaje público.
El problema es que represento a una sala de la competencia y cualquiera cuestionaría y desacreditaría mis motivaciones. Lo que está claro es que debemos aprender de esto y dar un paso adelante para denunciar injusticias, aunque esto implique caer en la polémica.
Como comunidad de poker, debemos tener tolerancia CERO hacia los tramposos, mentirosos, o las empresas que se aprovechan de nosotros.
Estas declaraciones tienen que ver con el cierre de Ultimate Bet y Absolute Poker, dos salas que han visto manchada su reputación tras la gran estafa de UltimateBet, destacando Russ Hamilton, ganador del WSOP en 1994.
Y es que es que por desgracia el póker siempre se ha visto como un deporte truculento, un negocio sucio. Con el auge de nuestro deporte favorito, solo hay que ver los torneos españoles, cada vez más importantes, se ha ido eliminando paulatinamente este terrible estigma. Pero el vergonzoso caso de Ultimate Bet ha vuelto a llevar a la palestra el gran cáncer del póker, las trampas de unas personas que no entienden la magia y la belleza del póker.
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